Hace 12 años, la primera vez que llegué a Nueva York, me lo advirtieron.
Era primavera, pero a lo que se referían era a lo crudo del invierno cuando estás solo y eres joven.
La depresión invernal.
Ese año ni lo sentí. Compartía casa con 3 brasileños y ellos compartían sus drogas conmigo. Realmente no recuerdo que hice exactamente, pero si recuerdo la época. Me di cuenta que Nueva York es más bella en el invierno.
No toda. Yo vivía en Astoria, Queens, y todavía estaba en las primeras fases de ser "gentrificado".
Gentrified, pues. Es un término que usan los estadounidenses para denominar áreas que eran feas, pero a las cuales llegaron artistas (los primeros siempre en vivir bien en lugares feos, aparentemente) y luego jóvenes estudiantes, generalmente hipsters, a repoblar después de que unos genios de los bienes raíces hayan hecho tratos estupendos para ellos, pero muy malos para los habitantes del lugar.
Términos técnicos. A eso se reducen muchas cosas hoy en día.
Costo de oportunidad.
Es lo único que se me pegó bien de mis pocas (nunca iba) clases de economía.
Regresaremos a eso.
Se acerca la Navidad.
Yo no soy religioso, ni mi familia, pero disfrutamos mucho de como los cristianos nos proveen de romeritos y bacalao por la época.
Les contaré de mi Navidad pasada.
Yo vivía en Nueva York hace un año. Mi roommate se había marchado de vacaciones, al igual que casi todo mi edificio. Es lo que pasa cuando eres un rucazo viviendo en un edificio con estudiantes.
El día de Navidad me despertó un sonido extraño. Un goteo. Muchos.
Salgo de mi cama y en la sala veo lo que pasa.
Había 6 goteras y un charco en el piso de madera de muy buen tamaño.
Verán, había nevado durísimo unos días antes y eso dejó varios centimetros de nieve en el techo. La nieve pesa y dañó la impermeabilización. Esto causó que al derretirse, un cauce llevara el agua hacia mi sala.
Yo siempre le he tenido respeto al agua. Es más, como desarrollador de terrenos, de las lecciones más importantes, sobre todo al establecer la red hidraúlica de un residencial, es que no puedes detener el agua y que el agua tiene memoria.
Esto quiere decir que si eres tan estúpido como para poner tu casa en medio de un arroyo porque hace mucho que éste no acarrea agua... ya sabes lo que pasará. En cuanto disfrutes más de tu casa, vendrán lluvias y más vale que tu casa haya sido asegurada. Lo cual no es probable porque pusiste tu casa en medio de un pinche arroyo.
Cuando llegué a Los Cabos, me contaron la historia de un desarrollador que hizo un residencial para gente de bajos recursos en el lecho de un arroyo. Por supuesto que pronto cayeron lluvias y la gente recuerda despertarse en la madrugada con el sonido de tumbos.
Como si un gigante viniera hacia ellos.
Ojalá, pero no, era el agua. Muchos murieron porque no alcanzaron a despertarse.
No recuerdo qué pasó con el desarrollador.
En la azotea de mi departamento, algo similar había pasado.
Bueno no, el comparar es estúpido, pero el año anterior también hubo el mismo problema.
Pero el año anterior no estaba yo ahí.
Sigamos pues, con la cronología de los eventos.
Alarmado, llamo a mi casero.
No me importó mucho que fuera navidad, es un judío hasídico, o como se escriba, y yo suponía que no era gran diferencia para él.
No contestaba, tampoco contestaba mensajes de texto ni emails.
No quieren saber lo reemputado que yo estaba. Sin embargo, después de un rato, siempre me entra un poco de malicia.
Le escribo un mail diciendo que lo de las goteras se está poniendo peligroso y que llamaré a los bomberos porque sería malo que se me cayera el techo encima. Le digo también que hablaré a los encargados de obras civiles de la ciudad, para que chequen también la situación ya que yo tenía mis dudas ya desde hace rato hacia mi seguridad, ya que nuestra estufa no tenía campana.
Bueno, a los 2 minutos de mandar el mail me dice que va para allá y que lleva a unos trabajadores y que no me preocupe de nada.
Había hecho planes para salir esa noche a una cena de olvidados (los que estábamos solos en esta época), pero me había alterado y no estaba de humor para festejos ni gente.
Tenía provisiones vastas.
Bueno, más o menos.
Tenía una bolsa casi intacta de marijuana (purple haze, ni más ni menos) y una botella de Knob Creek que me habían regalado.
Subí al techo encharcado y ahí hice mi fiesta. En algún momento alguien más subió, aparentemente no estaba tan solo en el edificio como pensaba, pero no recuerdo bien quién era.
Mientras todos mis conocidos estaban con sus familias, yo estaba volando; observaba el skyline desde mi azotea y admiraba la línea casi perfecta que hacían los aviones sobre mí al enfilarse hacia JFK. En mis audífonos tenía "The Yeah Yeah Yeah Song" de los Flaming Lips en loop infinito.
También lloraba de envidia hacia los que comían romeritos y tenían peleas familiares en ese instante.
Hace 2 días me escribió una ex novia. Me dice que su padre acaba de morir. Me da mucha tristeza, porque a ella la quise mucho. No me había escrito más allá del saludo formal en unos 5 años. En fin. No serán muy felices fiestas para ella, y ella si era de las que disfrutaba mucho la época. Disfrutaba mucho muchas cosas y yo no, por ahí iba nuestro problema. No le he contestado. No es importante para ella eso tampoco.
En solidaridad, esta época será un poco más sombría para mí también.
Venga, regresemos más. Unos tres años.
Hace tres años yo vivía en Staten Island. Staten Island es lo más naco de Nueva York. Los guidos de Nueva Jersey han hecho casas ahí y su cultura se ha desparramado un poco; poca y mala cultura. Los mexicanos que vivían ahí le apodaban Stateneza. Como Ciudad Neza. Era obvio, perdón.
Sin embargo, yo vivía en una casa a unas 5 cuadras de la estación del ferry. Mi calle era una típica calle de un pueblo costero de Estados Unidos. Las casas eran todas de diferentes colores.
Una bonita postal. Había fallas, sin embargo. Había una iglesia católica a tres casas (mi casera me pedía que si le podía quitar la nieve de la entrada, ya que el joven sacerdote de ahí era inútil o algo), pero enfrente de la nuestra había una en la que vendían crack. No eran mala onda los de ahí, pero estaban demasiado flacos.
Total, un día, no era navidad, era más bien por estos días, yo venía regresando de grabar en un estudio y me disponía a entrar al ferry.
Ah! Si vives en Staten Island tienes que tomar un ferry como de 20 minutos para ir a Manhattan y de regreso.
En invierno es genial porque no hay turistas y, si estás bien abrigado, puedes salir a ver como el ferry rompe el hielo.
Pequeñas cosas, recuerden.
Bueno, estoy esperando al ferry y se sienta frente a mí un tipo estereotípico de Staten Island. Tipo italiano, rudo y grande.
Bueno, un poco de contexto.
Yo llevaba dos días siendo el asistente de un ingeniero en un estudio. Este "ingeniero" no tenía idea de cómo funcionaba el patch bay de una consola Solid State Logic, por lo que parecía más bien que yo le daba clases de cómo usarla a la vez que tenía que llevar la sesión porque el tipo tampoco sabía grabar en tape. Por alguna razón, él había insistido en que se grabara análogo, creo que porque leyó que Jay Z lo seguía haciendo así.
Total, yo llevaba ya 2 días sin dormir y trabajando con este mono. Había sobrevivido gracias a la dotación de anfetaminas variadas y cocaína proveída por el grupo. Ellos eran una especie de copia del Dave Mathews Band, pero no sabían afinar bien sus instrumentos.
Total, las sustancias que mencioné estaban siendo diluídas ya por mi cuerpo y sentía la cruda que venía.
Si ustedes sienten que sus crudas de alcohol son terribles, jamás, JAMÄS, prueben la cocaína. La cruda es famosa y es gran causa de las tragedias que han leído ustedes sobre los famosos.
Regresemos.
El tipo se siente enfrente de mí. Yo era un tipo más flaco que ahora y con unas ojeras tremendas. Pálido y tembloroso del estrés.
Comienza a examinarme. Le digo que deje de mirarme. "Fuck off", más bien.
Pone cara severa.
Puta madre, saludable jamás tendría oportunidad contra él y ahora, en este estado, me matará. Por lo menos lo que traigo adentro de mi sistema aminorará los golpes.
Se sienta junto a mí y me dice:
"It can´t be that bad, man."
No le entiendo bien la primera vez y me lo repite. Comenzamos a hablar. Él si tiene una vida dura. Esto no me hace sentir bien, pero ayuda a que las malditas sustancias no sigan jodiendo mi vida. Por lo menos un rato.
Llegamos a Staten Island. Está todo oscuro. Nos despedimos. Él no lo sabe, pero cambió mi humor. Por semanas. No por el contraste de la situación, sino por interesarse un poco.
"Gracias."
Llego a mi casa, la cual comparto con 8 personas más. Mi humor bajó un poco por lo resbaloso del piso. Staten Island está formado topográficamente por colinas y el hielo hace que el caminar sea peligroso. Patiné algunas veces. Nada serio.
Al subir por las escalinata hacia mi casa, veo que la mayoría de los habitantes de la casa están afuera. Hay una especie de terraza con una mesa y veo que sobre la mesa hay vasos. Supongo que son gin and tonics, pues la casera está ahí y son su especialidad.
"¿Quieres uno?"
Alcohol, recuerdo que la cruda se acumulará con la que ya viene a todo. Ya no es importante.
"Si, sólo dejen que vaya a cambiarme y regreso."
Algunos nos quedamos ahí hasta el amanecer. Al final somos solamente el marinero y yo. Así le decía y el me decía "el músico". Los dos con un tono burlón, pero no lastimero.
Está de buen humor. Me da gusto por él, ya que ha andado deprimido porque aparentemente tendrán que cortarle el brazo. El trabajaba en un pequeño bote (un steamer, no sé cuál sea la traducción) y tuvo un accidente. Se le hacen quistes en el brazo y eso pone en peligro su vida. Me ha enseñado su brazo. Es más fuerte que mi pierna, es increíble que esa sea la solución.
Pero así es esto.
Hmmmm, recuerdo que había comentado algo del costo de oportunidad.
Nada, que es una pendejada más diseñada por los economistas para jodernos la vida. El costo de oportunidad es la mejor opción que no tomaste al hacer una decisión. O sea, si compraste x casa, tu costo de oportunidad es la otra casa que viste y te gustó pero que no compraste. La segunda opción.
Todo para que no vivamos ni disfrutemos el presente...
Como dijo alguna vez el marinero, ya borracho y para jocosidad de todos presentes:
"A smooth sea never makes a skilled seaman."
O algo así. Yo también estaba borracho.
Mejor como dijo Kilgore Trout:
"You were sick, but now you're well again, and there's work to do."
No, más bien ya recuerdo lo que quería decir con lo de costo de oportunidad.
Cuando ya estás de lleno en los treintas, cada camino que tomes, no importa cuál sea, acabará con alguien llorando o sintiéndose mal. Esta relación baja entre más edad tengas si estás más estable.
Alomejor, si lo haces bien, las lágrimas y todas esas sensaciones malas serán tuyas.
Sobre todo si te das cuenta de lo que es realmente importante.
17/12/09
Humor Estacional
Publicadas por Xavier a la/s 12:32 p.m. 4 comentarios
05/12/09
Thank Goodness For The Good Souls
No he dormido bien últimamente.
Generalmente no duermo bien. Esto me pone irritable y poco atento.
Ahora no es el caso.
Les relataré una historia, pero realmente es una historia que ahora concierne sólo a una persona.
Hace muchos años, un niño descubrió algo acerca del mundo. Más bien, descubrió otro. Logró crear una realidad diferente a la suya. Una realidad en la que todo estaba como debería de ser.
No era un superhéroe en esta otra realidad, tampoco era un villano ni nada. Sólo arreglaba pequeños detalles de lo que veía en el mundo "real".
El problema con los pequeños detalles es que se van amontonando. Estos pequeños detalles causan grandes cambios y, al final, es difícil continuar con la "lógica" que parecía tan simple cuando se era tan pequeño.
Eventualmente, las diferencias entre los dos mundos se hicieron demasiado grandes. Las mismas personas habían tomado caminos tan distintos que ya no tenían parecido alguno.
Lo mismo ocurrió con él.
Aparentemente, pasó mucho tiempo en este lugar, adquiriendo un instinto y una forma que no tenían nada que ver con el otro.
El contraste se convirtió en algo doloroso.
Se dio cuenta de esto (sin enterarse) en la adolescencia y, como pasa frecuentemente, le provocó enojo.
Frustración. Adolescencia, pues.
Se empezó a dar cuenta del cambio por el que pasaba. En una realidad, el niño no dejaba ir las riendas; en el otro, se topaba con un lugar hostil, para el cual estaba muy poco preparado.
Por un momento, lo convencieron de que debía dejar el otro lugar, pero era difícil. Las mejores personas que conocía estaban allá y el mundo era más simple. Sin embargo, todos estaban de acuerdo con eso, y dejó ese lugar un rato.
Al regresar a su lugar de origen (no al creado por él) descubrió que no era un buen lugar. Sin embargo, se dio cuenta de que no estaba solo en este pensamiento y eso lo reconfortó. Comenzó a relacionarse "normalmente" con otras personas y, poco a poco, el otro lugar comenzó a desaparecer.
Sin embargo, un día (¿un mes?¿Año?) se le juntaron varias cosas y comenzó a extrañar el otro mundo, el que había construido de tan buena fe y en donde no solo él, sino todos los que conocía, eran mejores.
Ya no estaba.
Buscó en todos lados. Trató de inspirarse en otros lugares, en libros, en otras personas. Nada.
No era depresión, era desolación. No había ya color, no había nada que lo hiciera sentir bien. Este mundo era gris y él ya no recordaba los colores lo suficiente como para crearlos, ni siquiera en su cabeza.
Buscó ayuda. "Es normal.", le dijeron.
"Ya te acostumbrarás, así es esto".
Lo comprendió, hasta cierto punto, y decidió conformarse. Con el tiempo, se dio cuenta de que, en efecto, no era tan malo.
Sin embargo, todo seguía tomando rumbos equivocados y él no entendía cómo era posible esto.
Se dio cuenta del tiempo y de que pasaba muy rápido.
Sin embargo, un día, conoció a una mujer. Esta mujer estaba interesada en él y se quería relacionar de una manera diferente a los demás. Más.
Era una esperanza. Encontrar esto comenzó a darle más sentido a todo. Tal vez no era "sólo conformarse".
Sin embargo, un día, él la lastimó profundamente.
La carga de conciencia que sentía se juntó con otro sentimiento. Este hombre se había pensado que era diferente a los demás. Creía tomar las decisiones correctas siempre. Había construído una realidad alternativa entera basada en buenas decisiones. Ya no era igual. Descubrió que se equivocaba y descubrió que no era diferente en ese aspecto. Seguro que se había equivocado antes, pero los errores no habían sido graves. Ahora tenía enfrente a una persona que no dejaría de llorar con un simple perdón y, lo peor, esta persona iba a ser mejor sin él.
Como todos los momentos de claridad, por más dolorosos que sean estos tienen algo que los hace atractivos. El hombre pensó que la idea era redimirse, y redimirse. Siempre.
Dejó que esta mujer lo lastimara, a placer. Sin embargo, se dio cuenta también de que esto no la hacía sentir mejor. ¿Entonces?
El dolor que sintió si le dejó una lección. Sentir era algo inevitable y, en el otro mundo, él había olvidado esto.
No era del todo malo.
Poco a poco fue descubriendo que el mundo que había construido en su cabeza regresaba a él. Tal vez era diferente ya, pero era más real y complementaba bien al mundo en el que respiraba. Sobre todo, dejó de ser dependiente de él y se convirtió en un lugar al cual ir para sacar una sonrisa o para pasar un rato. Matar el tiempo. El nuevo objetivo, sin embargo, era que este lugar desapareciera. No de mala manera, sino como un buen amigo que desaparece.
Comenzó a darse cuenta de varias cosas después de esto. Por ejemplo, que el sentir involucraba también el sentirse bien.
Las mejores lecciones de la vida, creo, llegan al revés. Sin embargo, cuando llegan y se comprenden, se quedan.
Este hombre actualmente está menos peleado con su realidad. Una realidad. Comprendió, a base de golpes y abrazos, que muchas cosas no son tan importantes como parecen y que lo importante siempre está en los detalles.
Entendió por fin que era posible construir un mundo igual al que construyó antes, y este mundo no dependía tanto ya de las acciones imaginarias de los demás. Sobre todo, que no tenía que irse a ningún lado en su cabeza.
Ese mundo imaginario desapareció antes porque no tenía bases sólidas. Era frágil. Está aprendiendo ahora a reforzar el mundo que le tocó... encontrar lugares y personas nuevas, reforzar lo que tiene a su alrededor, tirar lo que se pueda y rescatar lo que se tira sin querer.
Parece que va bien. Deséenle suerte, por favor...
"I urge you to please notice when you are happy, and exclaim or murmur or think at some point, "If this isn't nice, I don't know what is." K.V.
Publicadas por Xavier a la/s 12:05 a.m. 1 comentarios
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01/12/09
Fotos
Muchos amigos puristas de la fotografía me reclaman mi poco uso de film, como si no me gustara.
No, la verdad es que, obviamente, es un formato muy superior al digital, si se usa correctamente. Actualmente, yo creo que la calidad del film de 35mm sólo tiene igual en el mundo digital en las cámaras digitales de medio formato, las cuales les costarán arriba de 10 ó 15 mil dólares. Salud. Se pueden comprar una cámara de medio formato en el centro por 3 ó 4 mil pesos y no hay nada en el mundo digital que se le pueda comparar en calidad todavía. Usado correctamente, repito. Usar correctamente quiere decir pagar un dineral por un escaneado bueno y por el film correspondiente.
Cuando me preguntan cuál es mi mayor influencia en film, mi respuesta siempre es Velvia 100 o 100F. Siempre bajo expuesto.
SIEMPRE. No confíen en el exposímetro de sus cámaras.
Bueno, yo no confío.
Inconcientemente, edito mis fotos digitales para que parezcan que las tomé con este tipo de film.
Si lo quieren conseguir, ok, pero no es bueno para retratos. Es demasiada su saturación de color y la piel es un color sutil. O lo que sea.
También mi cámara Nikon FM2 es una gran influencia y me reconforta (en estos tiempos de tanta tecnología) que tiene casi la misma edad que yo. Además raya el film a veces. Cuando quiere. Es temperamental. Y pesa, es de acero. Su hermana menor es una Nikon 8008, que tan sólo tiene como 20 años. Ninguna de estas cámaras es cara, y mi digital tiene un complejo de inferioridad ante ellas.
Aproveché mi estadía en el D.F. para revelar y escanear unos rollos que tenía atrasadones y otros que acabo de tomar.
Usé varios tipos de film y estas fotos no han sido retocadas, excepto tal vez un cropeado y, de plano, que le haya tenido que quitar pelos o polvo demasiado obvios porque no gasté mucho en el escaneado.
Tomé muchas fotos de animales, pero desafortunadamente no tomé ninguna foto de una cebra.
Acá están:
Perdón por no tener fotos de una cebra, pero aquí les dejo una, aunque no es mía:
No sé por qué le pone el marco esta cosa, ni modo...
También les dejo un video, por si su conexión era rápida:
Michel Gondry era buenísimo y se empezó a copiar solo. Por si no sabían, todo el video es una toma...
Publicadas por Xavier a la/s 9:08 p.m. 3 comentarios