Mi cumpleaños en este año cayó en una tercia extraña de puro diez.
El diez jamás ha sido un número muy importante en mi vida. Antes pensaba que era de la suerte, pero después de varias apuestas desafortunadas y demás percances, me di cuenta de que no.
No tengo número de la suerte. Espero que ustedes sí.
Este año no quise estar en el D.F. en mi cumpleaños. Me sigue no gustando el D.F., aunque ya menos. La verdad es que quería pasarlo en un lugar bonito y más cercano a la naturaleza. Por eso escogí la Peña de Bernal.
Es bonita, no?
Bueno, entonces para deprimirme más en mi cumple quise subir para comprobar mi mala condición y si, un poco de sobrepeso.
En efecto, casi muero de un paro cardiaco. No ayudó mi mochila con 20 kilos de equipo para tomar fotos. Culpo al D.F.
Sin embargo, estando arriba, todo vale la pena:
Ojalá hubiera sido un día más claro.
El pueblo es pintoresco y de gente amable. Se come muy bien si les gustan las gorditas y los dulces. Por supuesto que está muy cerca de varios lugares de interés, como viñedos y demás.
En fin, se los recomiendo. Me la pasé muy bien ahí en mi cumpleaños.
Regresando vi todo mi correo y felicitaciones y destacó la de una prima. Ella es un poco más grande que yo. Escribe que todavía me recuerda como ese niño de hace bastantes años que le gustaba jugar y que hacía preguntas raras. Algunas cosas no cambian.