05/12/09

Thank Goodness For The Good Souls



No he dormido bien últimamente.

Generalmente no duermo bien. Esto me pone irritable y poco atento.

Ahora no es el caso.

Les relataré una historia, pero realmente es una historia que ahora concierne sólo a una persona.

Hace muchos años, un niño descubrió algo acerca del mundo. Más bien, descubrió otro. Logró crear una realidad diferente a la suya. Una realidad en la que todo estaba como debería de ser.

No era un superhéroe en esta otra realidad, tampoco era un villano ni nada. Sólo arreglaba pequeños detalles de lo que veía en el mundo "real".

El problema con los pequeños detalles es que se van amontonando. Estos pequeños detalles causan grandes cambios y, al final, es difícil continuar con la "lógica" que parecía tan simple cuando se era tan pequeño.

Eventualmente, las diferencias entre los dos mundos se hicieron demasiado grandes. Las mismas personas habían tomado caminos tan distintos que ya no tenían parecido alguno.

Lo mismo ocurrió con él.

Aparentemente, pasó mucho tiempo en este lugar, adquiriendo un instinto y una forma que no tenían nada que ver con el otro.

El contraste se convirtió en algo doloroso.

Se dio cuenta de esto (sin enterarse) en la adolescencia y, como pasa frecuentemente, le provocó enojo.

Frustración. Adolescencia, pues.

Se empezó a dar cuenta del cambio por el que pasaba. En una realidad, el niño no dejaba ir las riendas; en el otro, se topaba con un lugar hostil, para el cual estaba muy poco preparado.

Por un momento, lo convencieron de que debía dejar el otro lugar, pero era difícil. Las mejores personas que conocía estaban allá y el mundo era más simple. Sin embargo, todos estaban de acuerdo con eso, y dejó ese lugar un rato.

Al regresar a su lugar de origen (no al creado por él) descubrió que no era un buen lugar. Sin embargo, se dio cuenta de que no estaba solo en este pensamiento y eso lo reconfortó.  Comenzó a relacionarse "normalmente" con otras personas y, poco a poco, el otro lugar comenzó a desaparecer.

Sin embargo, un día (¿un mes?¿Año?) se le juntaron varias cosas y comenzó a extrañar el otro mundo, el que había construido de tan buena fe y en donde no solo él, sino todos los que conocía, eran mejores.

Ya no estaba.

Buscó en todos lados. Trató de inspirarse en otros lugares, en libros, en otras personas. Nada.

No era depresión, era desolación. No había ya color, no había nada que lo hiciera sentir bien. Este mundo era gris y él ya no recordaba los colores lo suficiente como para crearlos, ni siquiera en su cabeza.

Buscó ayuda. "Es normal.", le dijeron.

"Ya te acostumbrarás, así es esto".

Lo comprendió, hasta cierto punto, y decidió conformarse. Con el tiempo, se dio cuenta de que, en efecto, no era tan malo.

Sin embargo, todo seguía tomando rumbos equivocados y él no entendía cómo era posible esto.

Se dio cuenta del tiempo y de que pasaba muy rápido.

Sin embargo, un día, conoció a una mujer. Esta mujer estaba interesada en él y se quería relacionar de una manera diferente a los demás. Más.

Era una esperanza. Encontrar esto comenzó a darle más sentido a todo. Tal vez no era "sólo conformarse".

Sin embargo, un día, él la lastimó profundamente.

La carga de conciencia que sentía se juntó con otro sentimiento. Este hombre se había pensado que era diferente a los demás.  Creía tomar las decisiones correctas siempre. Había construído una realidad alternativa entera basada en buenas decisiones. Ya no era igual. Descubrió que se equivocaba y descubrió que no era diferente en ese aspecto. Seguro que se había equivocado antes, pero los errores no habían sido graves.  Ahora tenía enfrente a una persona que no dejaría de llorar con un simple perdón y,  lo peor, esta persona iba a ser mejor sin él.

Como todos los momentos de claridad, por más dolorosos que sean estos tienen algo que los hace atractivos.  El hombre pensó que la idea era redimirse, y redimirse. Siempre.

Dejó que esta mujer lo lastimara, a placer. Sin embargo, se dio cuenta también de que esto no la hacía sentir mejor. ¿Entonces?

El dolor que sintió si le dejó una lección. Sentir era algo inevitable y, en el otro mundo, él había olvidado esto.

No era del todo malo.

Poco a poco fue descubriendo que el mundo que había construido en su cabeza regresaba a él. Tal vez era diferente ya, pero era más real y complementaba bien al mundo en el que respiraba. Sobre todo, dejó de ser dependiente de él y se convirtió en un lugar al cual ir para sacar una sonrisa o para pasar un rato. Matar el tiempo. El nuevo objetivo, sin embargo, era que este lugar desapareciera. No de mala manera, sino como un buen amigo que desaparece.

Comenzó a darse cuenta de varias cosas después de esto. Por ejemplo,  que el sentir involucraba también el sentirse bien.

Las mejores lecciones de la vida, creo, llegan al revés. Sin embargo, cuando llegan y se comprenden, se quedan.

Este hombre actualmente está menos peleado con su realidad. Una realidad.  Comprendió, a base de golpes y abrazos, que muchas cosas no son tan importantes como parecen y que lo importante siempre está en los detalles.

Entendió por fin que era posible construir un mundo igual al que construyó antes, y este mundo no dependía tanto ya de las acciones imaginarias de los demás. Sobre todo, que no tenía que irse a ningún lado en su cabeza.

Ese mundo imaginario desapareció antes porque no tenía bases sólidas. Era frágil. Está aprendiendo ahora a reforzar el mundo que le tocó... encontrar lugares y personas nuevas, reforzar lo que tiene a su alrededor, tirar lo que se pueda y rescatar lo que se tira sin querer.

Parece que va bien. Deséenle suerte, por favor...

"I urge you to please notice when you are happy, and exclaim or murmur or think at some point, "If this isn't nice, I don't know what is."  K.V.

1 comentarios:

Nilbia dijo...

2010 será un gran año.