01/03/09

Hmmm....

Ok, entonces renté un departamentillo en San Miguel de Allende, el cual será mi hogar por los siguientes tres meses.

O más.

Espero.

Cuando llevas mucho tiempo en movimiento, no quieres parar.

Por nadie.

"Te extraño."

"Yo también."

"Estoy pensando en ir a visitarte muy pronto."

"Hmmm...que bien....creo"

Realmente no es mi culpa. Afortunadamente, los psicólogos han justificado mis acciones; también las de otros como yo.

Somos bipolares.

Así es. Somos indecisos, nos emocionamos y desilusionamos rápidamente y demás cosas divertidas.

Por eso me caen bien los psicólogos.

No los respeto, pero me caen bien.

No es cierto, no me caen bien.

De hecho, prefiero "Maniáco-Depresivo"

Es como más malote.

Pero no me hagan mucho caso, he tomado bastantes antihistamínicos.

Es el mejor invento del hombre.

Y la codeína.

Una vez me recetaron codeína, y vaya que me gustó.

Te pone feliz, no tengo otra forma de describirlo.

Lo malo es que es tan adictiva como la heroína.

Verán, un buen día estaba en los Estados Unidos (donde recetan este tipo de medicinas como si fueran chochos) y mis riñones decidieron formar piedras.

No supe que tenía piedras al principio.

Creí que la sangre que notaba al orinar era por otra cosa. No sabía por qué, pero ni me imaginaba que pudieran ser piedras.

Nótese que antes era muy malo para tomar agua, y en el período del que les hablo andaba en bicicleta como 2 horas diarias por lo menos. Todo ésto en calores como de 36 grados y con humedad cercana al 100%.

Ya sé, era obvio que eran piedras, pero en retrospectiva todos somos genios.

Además, yo soy como indestructible o algo así.

Total, yo pense que la sangre era algo temporal y que el dolor que sentía en la espalda era algo muscular.

Entonces, fui a un lugar de masajes que estaba muy cerca de donde vivía y entre y le dije a la masajista (una mujer asiática bastante rechoncha y con unas manos que cualquier luchador envidiaría) algo así como:

"Ok, traigo este dolor en la parte baja, párteme la madre."

Y vaya que lo hizo.

Sin embargo, como podrán imaginarse, ésto no aminoró el dolor que yo sentía, aunque si noté que caminaba más derecho.

Y así, seguí normal.

Hasta que un día me comenzó a doler bastante más y noté que sentía cosas extrañas en lugares sagrados y que nunca deberían de doler.

Entonces ya fui al hospital.

Haré una pausa ahora para recordar a la enfermera que me tocó.

....

Ok, entonces en el hospital me sacan radiografías y lo que sea y me dicen que tengo una piedra.

"Oh no!", digo yo.

"Si, pero no te preocupes. Te voy a dar una inyección ahorita para quitarte el dolor de inmediato. También te voy a recetar algo para que no sufras dolor. Con dolor es muy difícil pasar piedras, porque el esfíncter se contrae.", dijo el doctor.

"Perfecto. Déme lo más fuerte que tenga, por favor."

"Hmmm... ok.", dijo él, con una pequeña sonrisa.

Entonces después de un rato llegó la enfermera otra vez, con un montón de artefactos y viales.

Se veía nerviosa al tratar de encontrarme la vena. Me di cuenta de ésto después del tercer intento.

Total, lo logró y me puso una especie de recipiente pequeño en el brazo, como para después inyectar otras cosas a través de éste.

"Estás listo?", me dijo.

Noté una expresión extraña en su rostro. Como de mucha curiosidad.

"Adelante, por favor." , dije.

Inyectó el contenido de una jeringa en el pequeño recipiente.

...

Ojalá les pudiera describir lo que sentí.

Desde el momento en el que entró el líquido en mi cuerpo, empecé a notar un cambio.

Muy bueno.

Muy, muy bueno.

Lo que siguió fue mejor.

¿Un orgasmo de media hora?

Se queda corto.

Estoy seguro que jamás me he sentido tan bien en mi vida.

No podía hablar. Me daban escalofríos de placer. Imagino que sería algo parecido a un buen orgasmo femenino.

Qué envidia. Los orgasmos de nosotros los hombres son súper chafas.

Desafortunadamente fue una reacción provocada por una mezcla de medicamentos legales y que seguro emplean los doctores para divertirse viendo las reacciones de los pacientes.

No desafortunadamente. La verdad es que fue increíble. Me sentía como los de Trainspotting. Pero sin lo malo. Y sin ser escocés.

Nunca supe qué fue lo que me inyectaron, pero, además de esa inyección, me mandaron a mi casa con una receta para unas pastillas que se llaman Percocet.

No sólo me dieron una receta, sino que me indicaron que me tomara una pastilla cada 4 horas.

O algo así. La verdad se me perdió la receta y según yo era lo que estaba escrito ahí.

Supe que era una receta bastante generosa, ya que mi roommate (que era bastante conocedor y fan de las drogas), se emocionó bastante al verla.

Algún día les contaré una experiencia algo divertida que tuvimos con ketamina.

Hoy no, porque pensarán que soy todo drogadicto y no lo soy. Estoy tomando antihistamínicos porque tengo gripa.

De hecho estoy en el D.F. y no me voy a regresar por eso, demonios. Me tenía que regresar hoy. Sólo venía por unas cosas que se me olvidaron.

Demonios.

Sigo con lo de las Percocets, perdón.

Total, me las empecé a tomar y era feliz.

Totalmente feliz.

Por 3 horas y media. Después me empezaba a enojar.

No enojar.

Encabronar.

Re-emputar.

Pensamientos muy malos.

Pero, llegaba la hora de tomar la siguiente pastilla y era feliz otra vez.

Hasta que, después de un par de semanas sin mejora en cuestión de piedras renales (pero de gran felicidad) vi a un especialista que me dijo que iba a ser necesario operar porque la piedra era demasiado grande.

También me dijo, seriamente, que tenía que dejar de tomar esas pastillas.

Imágenes extrañas inundaron mi cabeza. Me imaginaba saltando de mi asiento para estrangularlo, para después torturarlo de varias formas.

Afortunadamente no había pasado mucho tiempo desde la última pastilla, por lo cual todo quedó en imágenes.

Total, lo pensé muy bien y decidí deshacerme de las pastillas.

No es cierto, dejé de tomarlas, pero las guardé para situaciones especiales.

Soy bueno para dejar vicios.

Como el fumar.

Fumé por lo menos una cajetilla por más de doce años.

Y un día lo dejé. Hace ya casi 3 años.

Y ya no soporto el humo del cigarro. No se me antoja para nada. Al contrario.

Soy disciplinado conmigo mismo. Sobre todo con cosas relacionadas con mi cuerpo.

Para lo demás, no.

Nada.

Si llegaron hasta acá en el post, les voy a contar un secreto.

Hace como 11 años, yo pesaba más de 120 kilos.

No encuentro ninguna foto mía en ese peso, pero la encontraré y se las voy a enseñar.

Era como una especie de Jabba the Hut latino. Masivo.

Y un día decidí ya no ser gordo y dejé de comer.

Y ya, ya no he sido gordo.

Hay algo extraño que se me quedó.

Camino como si tuviera el mismo peso.

No creo que sea a lo que se refieren con "memoria muscular", pero es lo que se me viene a la mente.

Mi cuerpo se acostumbró a ese peso y , por alguna razón, no entiende que soy más ligero.

Por eso, si me conocen en persona, se darán cuenta de que me muevo lentamente.

De repente, como que reacciono y me acuerdo que peso más de 40 kilos menos y ya. Comienzo a moverme más rápido.

No sé para qué les cuento todo ésto.

Es por los antihistamínicos. Es como suero de la verdad para mí.

No, peor. Me hacen decir cosas raras.

Como todo lo de este post.

Al principio les decía que me mudé a San Miguel. Conseguí el departamento muy rápido. De hecho, fue el primero que vi.

Lo renté porque me cayó re bien el dueño.

Verán, tengo un tatuaje bastante grande en el antebrazo. Generalmente, trato de usar manga larga para cosas en las que tenga que dar una primera impresión "normal".

Pero no. Esta vez iba de playera, por lo que el tatuaje es más que obvio.

Noté los ojos del dueño que viajaron directo al tatuaje. Su pequeña hija estaba también ahí. El hombre es veterinario, por si quieren saber.

Al ver que se fijó en el tatuaje, pensé: "Bueno, ya ni modo. Seguro que me va a decir que no tiene departamentos o algo para que me vaya."

Pero no, miró a su hija y dijo, "Mira hija, ve ésto!", indicando al tatuaje.

"Qué padre! Es un caracol?"

"No, es un nautilus. Fíjate como hace una espiral" Corrigió acertadamente el señor.

Yo=Sonrisota.

Total, me enseñó el departamento. Me preguntó que si era músico y le dije que sí, pero que sólo tenía mi guitarra acústica, por lo que no se tenía que preocupar por demasiado ruido. Dijo que, al contrario, iba a ser grato escucharme, pues le gusta la guitarra.

Además me hizo un descuento.

Me tenía que quedar. Así como ésto fue toda la semana. Conociendo gente, mucha buena vibra.

Por eso ya me quiero ir a mi casa. Allá en San Miguel.

Mañana, espero...

Todavía no saco fotos de San Miguel, pero les dejo una foto de un pato...



También un video que me está poniendo muy de buenas...



Hmmm... algún día conoceré a una mujer que cante así...

Y que se parezca a ella también...

Preferiblemente en Brasil.

Y listo.

Ah! Lo olvidaba. No soy bipolar. Me falta esa parte en la que te deprimes.

Algún día les contaré también por qué ya no me puedo deprimir...

5 comentarios:

Gabriela/undies dijo...

Nunca he tenido piedras en el riñon pero sí, los orgasmos de hombre me imagino han de ser chafas, simplones. Meh.

Hace mucho que no voy a San Miguel. A ver si luego invitas je.

Anónimo dijo...

El problema de escribir tanto es que luego a uno se le hace difícil comentar! Lo que me recuerda que nunca comenté sobre "tu afición por las zebras", o las combinaciones de espejos.
Interesante tus definiciones sobre patologías, pero lo mejor estuvo en la descripción de estadíos bajo estímulo de ciertos fármacos.
Felicidades por tu nuevo espacio y continua búsqueda de independencia y reencuentro personal.
Saludos,
John

Emilio dijo...

Ja ja ja nunca había tenido tantas ganas de meterme alguna droga... y sí, parecía a toda madre el casero de san miguel. saludos!

Anónimo dijo...

Sin afan de ligar o algo así, debo confesar entre más te leo, más interesante pareces. Quizá si hay alguna intención de ligue... quién sabe, pero tus posts me ponen de buenas!

Xavier dijo...

Gabriela:

Se empareja porque dicen que a las mujeres les duele más el que tengan piedras. Aunque no sé, igual y todavía preferiría su calidad de orgasmos.

John:

Gracias! Reencuentro es una gran palabra...

Emilio:

Si, es un crimen que no las den acá. Si el gobierno quiere que seamos felices deberían dejar de ser tan intolerantes a estas sustancias tan buenas...

Anónimo:

Ay si, mucho ligue, pero al final... anónimo.

Qué onda con eso?

No es cierto, qué bueno que te ponen de buenas mis posts, creo que le voy a hacer segunda parte a éste, para contar cómo me fue con la operación, pero me voy a esperar a que se me quite la pena un poco...jejeje