03/12/07

El Camino Encontrado

Hace algunos años, en la portada de un disco, vi esta foto:




Más bien es una parecida, pero más de cerca. En la foto se puede ver la expresión de este monje budista que se inmoló en Vietnam. Dicen que protestando la guerra, pero lo más seguro es que protestaba la represión religiosa llevada a cabo por Diem.

La expresión es similar a la cara que pone uno ante un viento molesto, ó un salpicón muy leve de agua. Más bien, es la expresión de un hombre, extremadamente concentrado en algo, experimentando un poco de malestar por algún factor no muy importante.

No es un suicido. El budismo ortodoxo practicado por este monje no permite el suicidio. El acto tiene un propósito y la muerte es tan sólo un efecto secundario de éste. El fin del suicidio es acabar con la vida, en este caso es sólo una consecuencia.

La razón por la que me impacta mucho esta foto es por el hombre en sí. No tanto la causa, ni las circunstancias que lo orillaron a ésto. Me impacta la convicción que tuvo éste hombre por una idea, filosofía ó como le quieran llamar. El tipo se sentó en una calle, se roció de gasolina y se encendió. Todo esto, según testigos, con una calma espeluznante. La serenidad que causa el estar convencido de lo que se está haciendo.

Hay una sensación de envidia, por qué no decirlo. Yo no tengo ninguna idea ó filosofía que remotamente provoque en mí una fe ó un ideal como para hacer lo que hizo éste hombre. Eso es lo que da envidia, obviamente no la idea de morir quemado. sino el motor detrás de ese acto.

Ojalá algún día encuentre algo que me inspire así.
Ojalá que no lo tenga que defender...

4 comentarios:

Bigmaud dijo...

La imagen es de lo más impactante, estoy seguro de ya haberla visto, pero no recuerdo dónde.

¿De qué banda es la contraportada?

¿De una Punk?

Bah, no recuerdo. Pero la actitud del monje vaya que da mucho de qué pensar.


Saludos y buena tu última frase.

Xavier dijo...

Gracias! La foto está en la portada del primer disco de Rage Against The Machine.
Saludos!

Emilio dijo...

Te recomiendo un libro de Susan Sontag, 'Ante el dolor de los demás'. Analiza el papel que las fotografías de guerras (o hambrunas o catástrofes) tienen en la consciencia que -principalmente- occidente se hace de la guerra, de sí mismo, del dolor, etc... Lo malo de esta foto, o de cualquier foto similar (no necesariamente de un suicidio así, pero sí cualquier foto impactante) es que puede ser utilizada para cualquier cosa, cercana o no de la causa del monje. Este muere y queda la imágen que, sin una nota al pie, puede servir para cualquier cosa: puede ser un alegato por la libertad religiosa, el pacifismo, un heroísmo destinado a inflamar ánimos bélicos, etc.
Saludos!

Xavier dijo...

Gracias, seguro que lo leeré, ya leí un ensayo de ella acerca de la fotografía, pero se concentra un poco más en la tecnología que en el contenido, seguro que ese libro se ocupa de lo demás.

Acerca de lo que mencionas de la imagen como ícono de cualquier cosa, es lo que se me hace genial de la fotografía. Te muestra un hecho tomado en un instante, pero la interpretación puede ser muy extensa y variada. Se puede tomar de forma negativa, por supuesto, sobre todo una imagen tan fuerte. Aún así se me hace necesario que se difundan imágenes así, no por lo crudo de la situación, sino por el marco que le dan a la historia que viene detras de la foto.
Saludos!