24/06/09

Intimidades

"Te toco y no reaccionas. ¿Estás molesta? ¿Lo estoy haciendo mal?"

"No sé. Es que es bueno verte, pero recordé algunas cosas... tú sabes cuáles..."

"Creí que ésto ya estaba solucionado, te quedas acá un rato y en cuanto pueda, te llevo conmigo. ¿No te cuidan bien aquí?"

"No, no es éso. Me acordé de las otras."

"Ok. Una ya desapareció y la otra me sirve allá para otras cosas. Tú sabes que ella no puede hacer lo mismo que tú..."

"Pues sí, lo sé bien, pero de todos modos es raro. Está bien, deja que caliente bien. Tú también dejas de tocarme por largas temporadas. En fin. Comienza de nuevo..."

*******

Hmmm...

Ok, puede sonar medio raro, pero sólo es una conversación imaginaria con una de las pocas cosas materiales que realmente aprecio en esta vida.

Mi guitarra eléctrica negra.

Tengo algunas guitarras, ninguna muy cara, pero realmente sólo toco 2.

Una es una acústica de cuerdas de acero y la otra (la honrada en el post) es ésta:



Si saben de guitarras (o de historia del rock), se habrán dado cuenta de que es una Les Paul. Un cliché. Jimmy Page, Hendrix (sí, grababa con una Les Paul), Bob Marley, etc. La lista es amplia.

Sin embargo, mi historia con esta guitarra es muy diferente a la típica de que vas a una tienda y compras una guitarra.

Empecemos.

Por ahí del año de 1998, un joven (músico) recién emigrado a Nueva York había juntado (y pedido prestado) un poco de dinero para conseguir una guitarra, pues no tenía una y éso lo hacía muy infeliz. Además es difícil ser músico sin instrumento.

Entonces consiguió como xx (poquitos) dólares y fue a una tienda de instrumentos usados en Williamsburgh, Brooklyn.

Después de un rato de curiosear y probar varias, descubrió una en un rincón. Sin precio.

Al tomarla, se dio...

¿Por qué hablo en 3a persona? Es cagante, no?

Ok, entonces tomé la guitarra y vi que algo andaba mal. El cuello estaba extraño.

Pregunté a un chavo que trabajaba ahí que qué la pasaba y si estaba a la venta.

"Pues... sí, está a la venta, supongo. Debes de saber que tiene un hongo en el brazo y tal vez ya se haya esparcido al cuerpo."

Cáncer.

Hongos de la madera. El equivalente para una guitarra.

Aún así, era preciosa. Y se tocaba bien. En la parte de arriba del cuello nada más, pero se tocaba bien.

"Me la llevo."

"¿Seguro?"

"Sí, pero si incluyes el ampli que está allá (uno de bulbos que ya murió quemado, desafortunadamente)"

"Ok."

Entonces me la llevé. Todo el mundo pensó que era una compra horrible, y yo también comencé a dudar.

No sabía nada de maderas. Es más, ni sabía de qué madera estaba hecho el cuello (maple, en mi caso... no, arce, perdón).

Pero si sabía de alguien que sabía curar maderas.

El buen Chuy.

Entonces, la primera vez que fui a México, me llevé la guitarra. Se la mostré a Chuy.

"Está cabrón."

"Ya sé. ¿Crees que se pueda curar?"

"Pues vamos a ver."

Lo que siguió fue una semana intensa de trabajo. Cortando, consiguiendo madera, consultando libros, al final, resanando.

Y funcionó. El cuello quedó como nuevo.

La guitarra parecía feliz.

La conecté a mi ampli marca Fender, viejo, por cierto. Con bulbos más viejos aún.

Gritó.

No de dolor. Como si volviese a respirar.

Y 11 años después sigue gritando.

Los blueseros viejos mencionan que el paso de la guitarra acústica a la eléctrica es también un paso espiritual. Dominar el ruido es como aplacar al demonio.

Ciertamente es el caso aquí. Mi guitarra y mi amplificador llevan una relación muy ruidosa. Ruido bueno. Yo sólo trato de guiarlo un poco.

No me la he podido llevar a San Miguel, entonces sólo la toco cuando estoy en el D.F., pero esta vez me la llevo.

Si no, se pone celosa. Es difícil tocarla cuando la dejo un rato. Una especie de berrinche. Me lo merezco.

No es cierto. Es re buena onda. Las que sí han hecho berrinche han sido algunas ex-novias.

"¡Quieres a ésa guitarra más que a mí!"

"Nosotros no llevamos tanto. Dáte tiempo."

No aprecian mi sentido del humor.

La relación de un guitarrista con su guitarra es diferente a cualquier relación humana.

Comprendemos bien que es un objeto inanimado, pero a la misma vez es un objeto que vibra y que canta. De madera. Se dobla. Se queja, pues.

Es un instrumento. Sólo que hoy en día es difícil identificarse con una profesión por medio de un instrumento. La mayoría usan computadoras. Los mecánicos, herreros y demás usan instrumentos que los distinguen, pero son profesiones mal vistas ya. Es triste.

En fin. Mi frustración en la vida es no ser músico profesional.

Pero por más inanimados que sean, uno les crea su personalidad.

Por ejemplo, a mi guitarra sólo le gusta tocar blues, funk y el llamado "southern rock".

Y Tool. No sé por qué.

Y le gusta distorsionar y retroalimentar.

Y sí, si dejo de tocarla un rato se pone difícil y tarda un rato en tranquilizarse.

Y se enoja si ve las fotos mías con las rivales:



Esta guitarra ya tiene otro dueño y está en algún lugar de Alemania. Se le extraña, pero la LP suena mejor desde que se fue.



Y ésta es la acústica. Trabajadora y estoica. Hace su trabajo y lo hace muy bien.

La guitarra (le llamaremos Sue, en honor a Johnny Cash, a la Les Paul) tiene canciones favoritas.

Ésta le sale bien:



Les dije, le gusta lo sureño y sucio.

Y ésto la pone de buenas cuando la toco, pero yo creo que a todos:



Y ésta:



Es ecléctica en sus gustos.

Such a jealous mistress...

5 comentarios:

Bigmaud dijo...

Qué envidia. Me gustaría saber tocar la guitarra y encontrar en ella una compañera fiel, eternamente guapa.

Anónimo dijo...

Mi frustración es ni siquiera saber tocar. Pero bueno, al menos disfruto cuando el resto sabe hacer su trabajo con efectividad.
A veces es increíble ver cómo algunos logramos interrelacionarnos mejor con ciertos objetos preciados que con nuestro propio entorno físico-social.
Saludos!
John Mirko

Xavier dijo...

Bigmaud:

Pues es hora de comenzar. A tocar. Eternamente guapa, si, pero también envejecen y todo. Aunque sí, los años las favorecen mucho más que a uno...

John:

A mí también me sorprende. Los seres humanos son un misterio para mí, no sé cómo llevarme bien con la mayoría. Lo peor es que se va perdiendo interés con los años...

Saludos!

El Velvet de Cierto Pelo dijo...

Aparte la guapa tiene excelentes gustos.
Mmm y también es celosa.

Xavier dijo...

Velvet:

!Jaja, gracias! Nada más que le gustan los hombres que tienen cara de borrón photoshopeado, entonces es rara, aparte de celosa.